sábado, 6 de octubre de 2007

Villarias.



Aunque ya tengo a la mano uno de los objetos de mi afecto, se trata de uno que aprecio por su valor utilitario y en menor medida por su valor estético: una cafetera de vapor para estufa. Siempre es una distracción enterarse que la versión pirata de simicafeteras vale menos de la mitad que las otras con sello; aún si el sello está tan bien hecho que de solo verlo dan ganas de pagar el doble, el triple. Al menos ya tengo la foto con todas. Un harén de cafeteras... A un perro con dinero no se le dice perro, se le dice: Señor Perro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

puras fichas trucadas y me dice:
-otra joya para los socioanalistas y psicólogos amateurs

Anónimo dijo...

es que las que valen la mitad o menos duran la mitad de tiempo o menos