Pachangón

El de ayer.

Es lo peor que hice, y lo hice otra vez aqui.

Que si ponía las peores cosas para burlarme, y luego mejor siempre no.
Pero luego las termino haciendo aqui todas, de todos modos, otra vez.

Palabras cruzadas.

Le digo: Demasiado retorcido para ser tan simple. ¿el calendario de manchuria es rádical o tambien hay especies intermedias? Una tipo combinación de especies para los meses que delimitan el cambio, para esta vez sería como mitad rata mitad puerco.

Me dice: No te claves, sigue jugando, a nadie jode un poco de extravagancia.

Rock Rock Rock del angelito.

No las pido a quien sea que vaya pasando, Donavon es un beach boy, la uniformada de Tlaguac que abordé en el Sn. Lorenzo Texonco le quiere poner así al pez naranja que lleva en una bolsa de plástico llena de agua, y me supongo en "caminos" donde creo saber quien va transitando, hasta que alguien amable explica que me equivoco, que para seguirla oyendo hablar, de lo que hace cuando se emborracha con sus amigas, no es tan buena idea pasarme de tocar el timbre donde me bajo siempre. Corrijo. Una cuadra larga aqui no es tanto. El paste pasado ya me parece demasiado ostentoso, a nadie puede importarle que esa fuera una de las bandas favoritas de una de mis "solistas" favoritas. No me recuerda su voz, me recuerda las burbujas del peñafiel en un vaso que me gustaba usar como cuarzo, regalado el vaso la realidad ya no era esa trasnparente distorsionada imágen, sino una cadena sensasional, pero cadena, que me hacía creer que estaba frente a mi fantasía. Cuando decía locura no sabía lo que era, y quién sabe qué sea, lo que pensaba debió sonar a hueco excentricismo, a preexótica hueva; sin serlo entonces, lo que así nombraba era lo que hoy llamo extra-vagancia: conocimiento de la distancia.

Mi alma es un lote baldío en medio de la ciudad, mi sueño es un muro propiedad del estado.

Je, de verdad, ja. Sigo dando vueltas en el eje 8. Ya no es el año de Jaime Blong, ahora estamos en el ciclo de Pinocho.

Debate élevate.

Como puede decirse arriba de la bola; peloteo es también un término muy interesante, argot del baseball caribeño, y llevado recientemente a la pantalla miniatura como alegoría del ping pong, por el sagáz Pérez, salitroso de mero Texcoco, de cuyo más célebre acto se cuenta como diera un giro inesperado a la poligonal de lo que hoy día vendría siendo el tricotiledón del cashishinal, probando para siempre, con base en dicho fenómeno ejemplar, que el triangulo de las Bermudas era, en realidad, un hexágono. Fué aquello algo más complicado de lo que pudiera parecer. A mi me corresponde asumir la responsabilidad como bavocero de aquellos oficios suyos de reciente aparición, y explicar lo que Pérex quiso decir cuando, más tarde, se dedicó al coleccionismo de antigüedades. Jíiiiiijoles- diría Pérex revisando la letra de unas partituras incompletas, empeñado en reproducir íntegramente aquellas décimas, a sabiendas de que tal cosa solamente podría suceder si estuviera otra vez acompañado por ese par de cultísimos músicos huastecos, a quienes ya no frecuentaba por tener prohibida la entrada a la serranía de donde eran ellos oriundos. Más allá de las posibles causas de esta incomoda restricción, cuyo esclarecimiento no es del todo irrelevante, me atrevo a suponer que al expresarse de tal modo tenía en mente algo muy semejante a lo siguiente:

...Lo malo de los hexágonos es que con mucha facilidad suelen corromperse para devenir en dodecaedros, lo bueno es que si logran madurar pueden llegar a ser triangulos, y entonces formar rombos para conseguir un efecto de cubos. ¿por qué es bueno ésto? pues porque las esferas sienten un cariño especial por los cubos, nada muy exagerado, evidentemente, pero más que suficiente.