lunes, 30 de marzo de 2009

...y marzo otro poco (bis)

Nadie me lo va a creer pero sigo haciendo penitencia, me fui de rodillas hasta el Pácifico y un erizo me clavó en la mano una espina que yo creo me llegó al corazón. Me duele la espalda, y mi problema central eventualmente devino -tal y como lo predijo el efluvio colectivo de no te metas con nuestro chi chamán- transformado a la vista del interventor oficial: El grafitti pasa a segundo palmo cediendo el primero a la estampa y las plantillas. De aqui en adelante pensaré mejor antes de repetir que cada ciudad tiene los artistas e intelectuales que se merece (pintores, muralistas, grabadores, músicos, actores, periodistas, arquitectos, escultores, escritores, historiadores, historietistas, filósofos, telecomunicadores, editores, diseñadores, reciben a cambio de su aportación a la ciudad la oportunidad de sentirse orgullososos de su ciudadanía).

Me molestaba cuando alguien repetía el lugar común: El público pide la basura que le dan; no estoy de acuerdo pero ya no creo que sea mi bronca demostrar lo contrario, al menos no mientras siga siendo más consumidor que productor. Otro día con menos calor, cuando haya terminado de pagar las multas por mis exabruptos, comprobaré para deleite de los más escépticos cínicos que el público que importa lo que pide es acción, no propaganda con chapa de entretenimiento.

2 comentarios:

a huevo ni en licuado dijo...

me, hablador, al corazón no se le menciona en vano, a lo mucho esa espina te llegó al codo, que debe ser la parte más sensible de tu cuerpo.

Orión dijo...

esas estrellas me recuerdan la bandera iraquí