Inteligencia relacional y desempleo crónico degenerativo.

Estaba en el mar pescando
pesqué mi mente pensando
pensando nomás en ti

Tiré del gancho pa´ dentro
traté del llegar al centro
al centro del ancho mar

Y así pasaron las horas
y solamente las olas
me pudieron consolar

Y luego pesqué una jaiba, me dijo:
¿qué vas a hacer? ¿me sueltas
o no me sueltas
o me hechas al sartén?

Y luego pesqué una trucha, me dijo:
¡Déjame ir!
Así dijeron tus huesos
cuando te fuiste de mi.
Trucha con la Jaiba. ¡No la suelte pelao!
¡Ajúa!

- Corrido norteño pero costeño.
Canción: ¿Pescadores de Ensenada?
De: ¿Carlos y José?

Hecho en (TU TIENDA UNAM) C.U.

Cuando jugaba a estar loco decía que estudiaba veterinaria. Platicaba en todas partes que iba a tener una granja de camarones, almejas chocolatas y ostiones de Guaymas. Luego me enteré que los animalitos de granja no saben tan rico como los de mar abierto, ni mucho menos como aquellas especies adaptadas a las bahías donde se mezclan el agua dulce con la salada; y entonces sí, perdí el juicio (estético ¿hay otro?). Así me llegó la idea de tener un Campamento Pesquero Flotante. Diseñaba planos a escala, elaboraba presupuestos de posibles materiales disponibles para la construcción, calculaba su vida útil, e investigaba en que playa podría resultar todo lo mejor instalado que se pudiera de acuerdo al proyecto que me salvaría de la infelicidad profesional. Ya lo disfrutaba como algo hecho, un hostal con cinco o seis cuartos muy bien dispuestos con vista propia adecuada para la pesca, además una cocina común y también un comedor. Mientras yo especulaba con todo esto, mis seres queridos me decían que por favor pusiera los pies en la tierra; pero yo, inconsciente del valor de sus consejos, me daba barra libre con la crema en los tacos porque creía que era un gran chiste decir que vivir en Ensenada sería socrático; En sé nada. No me fue mal, me fue fatal, pésimo. Llegó el tsunami, y cumplí muchos años de mal vivir sin ser granjero, ni veterinario, ni arquitecto, ni nada, es más, ya no se cómo me llamo ni qué carambas quiero. Si no lo recuerdo pronto no entenderé palabra alguna, ni la risa, ni el llanto, y seré nuevamente el típico apático.

No es lo mismo los amos del universo que los magos de la galaxia.

Haz de cuenta que yo quería ser piloto, de avión, ¿no? Ya desde antes estaba mal porque ¿de dónde piloto? Pon tu que si por mi fuera ni de azafato la armaba ¿no? Pero ese no es el punto, mira te explico, la cuestión es la escuela, siempre la escuela, ¿no? Carísima y sin carisma, tipo carrera de las que no dan en las universidades públicas ¿no? Ahí seguía mal, pero pon tu más que antes ¿no? Enseñanza práctica, con las manos en los controles de la operación, olvídate de los libros de texto ¿no? La experiencia como estudio ¿y si la experiencia del pensamiento fuera, por decir algo, dada en términos dialécticos, o bien, língüisticos? Otra de sentido común y vienen los de la fitosanitaria. Te digo que no sirvo para eso, además luego de la escuela viene la vida sindical ¿no? Mejor dicho, las plazas ¿no? Hay que dedicarse, aplicarse, socializar sin perder nunca el dominio de la imagen sobre la propia inmtegridad. De cualquier modo hay que empezar desde abajo, trabajar duro y mucho tiempo. También pude haber trabajado en cualquier otra cosa para autofinanciarme ¿no? Pero ya sabes, para ser empleado hay que ser hábil con el protocolo, aunque no sea la alta diplomacia hay que echar choro, y disfrutarlo tanto como permita la espera del momento oportuno para diversificarse. Entonces viene el examen de opción múltiple, y todo lo demás se debería ir en bailar y sonreír, en mirar al cielo con nostalgia. Pero el cielo de aquí no se ve, si no mira tú nomás si te ríes con eso, raro el día que se despeja la nata voladora. En fin. Estaba con las cuestiones decisivas, y la nata voladora no tiene conciencia (a menos que sea materialización de la conciencia colectiva). Ahí así lo único que no me pareció irremediablemente aburrido fue …esto. Es como si acepto que existen muchas cosas que no podría hacer ¿no? Como, por ejemplo, así por decir algo, construir una plataforma de lanzamiento para construir una estación espacial para construir una ruta de estaciones espaciales ¿no? Pero puedo escribirlo, ¿no es obvio? o dibujarlo, hacerlo auduble, quizá comestible. Pero antes tendría que superar la etapa de friki sin alfombra voladora ¿no? Y ahí es donde viene el diálogo que en mi vida despierto se repite como un sueño de esos que parece que vuelven para repetirse casi iguales.

-¿qué se te ofrece?
- eeeeeeeeeeeeeee
-¿un pan? ¿un jugo?
-eeeeeeeeeeeee
-¿un babero?
-eeeeeeee



otra vez quien sabe quien es el que lo blafeó pero está fino.

Hacer metáforas de cosas aparentemente contradictorias no es asunto fácil de abordar. Unos dicen que es cosa tan en extremo sencilla que los niños son hábiles en su práctica; en cambio, otros opinan que tal es algo complicadísimo y por lo tanto son pocos los que, tras dedicar a ello gran esfuerzo y parte de su vida, consiguen algún eco en la dirección precisa de sus combinaciones. Como pienso que debe suceder a menudo en estos casos, la prudencia tendría que señalar la viabilidad de ambas opciones en vista de una nueva tercera posibilidad que resulte de una adecuada mezcla de las precedentes. Por carecer de intención el azar y la locura estan descartados como tercer camino; aunque, de verdad, me sea imposible justificar y sostener en rigor una cosa o su contrario, sin terminar por aceptar que, siendo tantos y tan tontos, eso de entenderse entre unos cuantos es una combinación de factores dónde predomina el afecto sobre la templanza.

Aquí un retrato al trabajo mural de Chavez Morado, el título bien podría ser: La Raza Cósmica, pero si así es lo ignoro. Si se pone atención el hombre rojo, ataviado con motivos de Ecatl Quetzalcoatl, tiene una vírgula que lo representa hablando, volando acrobáticamente con sus compas en lo que parece ser una alfombra mágica, pero en realidad es una serpiente emplumada, que atraviesa las llamas del siemprevivo tiempo.*

*Consultar los fragmentos de Heráclito para mayor referencia de la relación antropológica vervo-razón/fuego-existencia, o bien algún poema de corte místico, en donde se explique por medio de que procedimiento moral la conciencia evita consumirse en el cuerpo.

Mural en Ciudad Universitaria.